Enzo Palavecino

Enzo Palavecino nace el 13 de julio de 1982 en Santiago del Estero. 

La potente obra de Enzo Palavecino se hace fuerte en la seducción que despierta a primera vista su trazo aniñado, su humor ingenuo, sus colores vivos. Como un cazador astuto nos guía hacia el cepo oculto que nos enfrentará a la crudeza de sus personajes, sumidos en un juego triste y desolador, un juego que fatalmente parece ineludible. Enzo nos plantea la lucha existencial del que busca pertenecer sin resignar su propia individualidad, siempre agobiado por la brutalidad contemporánea y los estatutos que imponen los nuevos usos y costumbres. Un ejemplo de esta manera de trabajar son las variadas resignificaciones que hace de la historia bíblica de Jonás y la ballena, pero en su visión no es a la furia de Yahveh a quien se debe enfrentar el protagonista si no a los imperativos del deber ser y dentro del animal someterse a sus propósitos.
Plásticamente la obra ahorra en recursos y profundiza en la contundencia de lo simple, mago de la escasez, en general Enzo construye sus trabajos sobre lo presencia de figuras centrales casi siempre solitarias, no tanto por la ausencia de acompañantes como por el plano cerrado que elije para plasmarlos, sumando de esta forma a la idea de que este personaje se encuentra ante una encrucijada más introspectiva que social.
Una virtud muy particular en la obra de Enzo radica en el invisible universo que rodea a sus personajes, una presencia intangible pero aprensible a la intuición, un conglomerado de circunstancias, experiencias y sensaciones que con simplicidad asombrosa el artista construye sin que atinemos a darnos cuenta cual es el andamiaje donde se apoya. En cada obra de Palavecino se encuentra agazapado un Firpo deseoso de aplicarnos un impiadoso derechazo capaz de desalojarnos del ring.

Hernán Raggi