Javier Carrera

En su nueva muestra: “Palabras más”, Javier Carrera nos propone un recorrido familiar y a la vez difuso. Plásticamente nos lleva de las narices a recorrer sus obras saltando de color en color de forma en forma, nos adentramos en la profundidad que genera su juego de figuras, nos detenemos en los puntos que elije para que concentremos la atención o disfrutamos de sus composiciones corales, todo ello cierra al dedillo. Ahora bien, cuando se trata de la aprensión profunda de su palpitar esencial se nos hace difícil verbalizarlo. De la mano de sus “collage” pictóricos nos enfrentamos a un entramado de códigos comunes, a veces icnográficos, a veces  verbales, otras emocionales, de los que estamos al tanto, pero esto no nos alcanzan para explicarnos la obra. Es como si conociéramos lo que vemos, lo supiéramos propio  pero no lo comprendiéramos cabalmente. Como Mark Haddon en su novela “El curioso incidente del perro a la medianoche” le hace decir a Christopher, el niño autista que la protagoniza “La regla para calcular números primos es muy sencilla, pero nadie ha dado con una fórmula para saber si un número muy grande es primo y cuál será el siguiente. Si un número es muy, muy grande, a una computadora puede llevarle años calcular si es un número primo. Yo creo que los números primos son como la vida. Son muy lógicos pero no hay manera de averiguar cómo funcionan, ni siquiera aunque te pasaras todo el tiempo pensando en ellos” Podría decirse entonces que en este sentido las obras de Javier Carrera son matemáticas.

Hernán Raggi